En el latín es donde podemos encontrar el origen etimológico del término primate que ahora nos ocupa. En concreto, deriva de “primas, primatis”, que puede traducirse como “primero” o “principal”.
No obstante, no podemos pasar por alto que el término que ahora estamos abordando también ha tenido o tiene otros significados diferentes a los ya mencionados. Así, por ejemplo, en el siglo XIII se utilizaba el mismo para referirse a aquellas figuras que dentro de la jerarquía de la Iglesia contaban con un rango de nivel superior.
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