El diccionario de la Real Academia Española (RAE) no reconoce el término reaprender. Se trata, de todas formas, de un concepto que se utiliza con bastante frecuencia en el ámbito de la educación para nombrar al proceso de aprender nuevamente algo, desde una perspectiva diferente a la original.
La necesidad de reaprender es inevitable si buscamos convertirnos en seres humanos con una estructura intelectual sólida y rica. No es sano ni natural pretender que una verdad se mantenga inalterada desde que nacemos hasta que morimos; los cambios de nuestro cuerpo, de nuestra mente y del propio clima nos demuestran que somos parte de una realidad en constante evolución, y que esto no es positivo o negativo, sino que simplemente ocurre y debemos adaptarnos para sobrevivir.
Cuando nos enfrentamos a la posibilidad de que uno de los conceptos que creemos dominar no sea del todo preciso, lo normal es que presentemos una cierta resistencia a creerlo y que intentemos defender nuestra postura. Pasado un tiempo, se abren dos caminos opuestos: hacemos de cuenta que nada ha sucedido y continuamos defendiendo nuestra visión; nos abrimos al hallazgo y reaprendemos, tras lo cual nos convertimos en personas más sabias.
La humildad es un elemento fundamental para llevar una vida sana y feliz, ya que nos permite relacionarnos con nuestro entorno de forma respetuosa, aceptando que a todos nos corresponde una parte equivalente del planeta y que, por lo tanto, tenemos algo que puede servirle a alguien. Es a través de esta manera de encarar la vida que abrimos las puertas a desaprender y reaprender, sin miedo al cambio sino con ansias de crecer y descubrir nuevos horizontes.
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