Proveniente de un vocablo del latín, el término eufemismo hace referencia a una manifestación decorosa, cuya expresión más directa y franca sería muy dura o sonaría mal. Se refiere a un concepto que sirve para reemplazar a otro más ofensivo, vulgar o hasta tabú; se considera que el utilizado es el adecuado por ser políticamente correcto. Esto significa que la utilización de un eufemismo impide chocar con el interlocutor al decirle algo que, de otra forma, podría ser intolerable para él.
En la vida cotidiana solemos utilizar mucho los eufemismos porque nos han educado creyendo que ciertas cosas “queda mal que las digamos”; sin embargo, es un error pensar así. Las palabras en sí mismas no tienen una connotación negativa; ésta se encuentra ligada estrictamente con los prejuicios sociales.
Un ejemplo de eufemismo puede ser el utilizar el concepto de “tercera edad” para hacer referencia a la “vejez” o “entretenimiento adulto” para no decir pornografía.
Se habla del lenguaje políticamente correcto y muchos aseguran no encontrarse ligados a él, sin embargo, todos los estamos en mayor o menor medida. Lo importante es saber comprender los límites; no exagerar en nuestra comprensión de los otros, pero tampoco tratar de mala forma a alguien que no nos ha hecho nada.
Utilizar eufemismos puede ayudarnos considerablemente a relacionarnos con el mundo pero abusar de su uso en nuestro discurso puede llevarnos a mantener comunicaciones poco directas y perjudicar nuestro desenvolvimiento frente al mundo; por tanto, es importante saber cuándo es mejor ser políticamente correctos y cuando evitar los eufemismos para ser más naturales y directos, con todas las consecuencias que esto implica.
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