El término latino sordidus derivó, en nuestra lengua, en el adjetivo sórdido. El concepto suele emplearse para nombrar a algo truculento, impúdico u obsceno. Por ejemplo: “Los investigadores tuvieron que hacer frente a un panorama sórdido”, “El gobernador montó una estructura sórdida para concretar negociados”, “Un sórdido caso de violencia familiar conmueve a la sociedad”. Además de volar, necesidad que sólo puede satisfacer por completo en su estado natural, el loro sórdido parece disfrutar de trepar y escalar las ramas de los árboles. A diferencia de otras clases de loro, no suele buscar madera para roer con tanta asiduidad. Cuando vive en cautiverio, el loro sórdido no se muestra muy reacio al baño, especialmente si se realiza con una regadera que divida el agua en finos hilos; por otro lado, por voluntad propia no suele asear su cuerpo con agua. Su pico es muy fuerte, por lo cual las jaulas asociadas a esta especie deben ser muy resistentes; con respecto a las dimensiones, se ind...
Comentarios
Publicar un comentario